
Y me había olvidado de escribir, por que escribo para no sentirme sola, para sacar mi otro yo, que habita conmigo pero que nunca se reporta, por que no le da la gana de darme un beso en la frente cuando lo necesito; entonces me olvido de el cuando no escribo, y sospecho que mi otro yo llora, mientras voy por ahí buscando sonrisas en cada cafe.
Aunque desde qué lo conocí a él ya no lloro tanto y las sonrisas llegan a domicilio a casa, me tocan la puerta y me dicen: ¿La ex puta puede salir? Y yo sin pensarlo me voy tras ellas, sin dimensionar que ahora estoy lejos de el mundo que me pertenecía y camino sobre tierras mas fértiles y por tanto mas blandas, pero doy pasos sin advertencia alguna, como si caminara sobre nubes, y paso a paso cada una de ellas se unieran para que mi paso sea seguro e indudable.
Voy con él tomada de la mano, como un perrito que consiguió nuevo dueño, y no quiere volver a estar solo, aunque la soledad con la que antes vivía era agobiante, éramos siempre tan ella y tan yo que alcanzábamos a soportarnos al convivir. Era una relación de simbiosis donde yo la adoraba por ser irremediablemente yo, y ella me amaba por ser una hija de puta que no le importa hacer sufrir a nadie; nos llevábamos bien hasta que llego él y entonces me olvide de ella.
Una guerra de sentimientos y quereres, odios y placeres, realidad y ficción, ¡Qué más da! Que la muy condenada se vaya a el infierno con su pésima forma de ver al mundo, que a mí no me joda la vida que estoy con el I N L O V E pegado en las pestañas… Pestañitas risueñas que sonríen cuando lo ven a él.
Él, él y él todo ahora es acerca de él, como si mi alma y mente lo idolatraran, como si no hubiera nada parecido a él en el mundo, que suerte haber coincidido en estas latitudes con semejante belleza de otra galaxia, con tan puro amor; tanto le amo, que acabo de perder el sentido de esta historia…

¿Qué será de una puta sin el sexo?
¿Sin el ocio de fumar y vivir follando?
¿Qué será de mi nueva yo?