La puta nunca se había sentido tan obligada a experimentar algo nuevo en su vida, algo que le enloqueciera la vida, y lo conoció a él.
Café.
12 m.
Algarabía alrededor y ella concentrada en su interior; algo muerto como un planta que nunca ha sido tratada con delicadeza, perdida en el mismísimo infinito de sus dudas, escucho una voz que decía:
– ¿Te molesta si fumo aquí?
– No es de importancia, respondió ella aún ensimismada.
Ella estaba pensando en el Señor Rojo, lo amaba intensamente, pero la imposibilidad de tenerlo le parecía enloquecedora. El amar así, de esa forma en que ella lo amaba, la hacía sentirse sola, por que regalar tanto amor la dejaba vacía por dentro.
Él, solo fumaba y miraba al infinito, tan perdido como ella; se conectaron en la inmensa incertidumbre donde habitan los olvidos, las locuras, los pesares.
Él era alto y parecía viejo, como si la vida se le fuese esperando que algo llégase; esperando una respuesta, esperando una pregunta…
Ella no deseaba que nadie la interrumpiera en su meditación personal… sin embargo, él lo hizo.
– ¿Y tú, como te llamas?
Miro y respondio a media voz:
– Yoly ¿ y tú?
– Atila.
Ella pensó que era un nombre interesante para un desconocido…
1 P.M.
Hablaron del clima, de los viajes, de la vida, del amor, de los pesares…
El era un francés que venia a su país en busca de respuestas para su alma; se había jubilado hace poco, le contó que en su vida siempre había sido el mejor en su trabajo como arquitecto, pero en su vida personal había sido un fracaso de tiempo completo, y ahora se encontraba solo y perdido, tratando de escapar de sus demonios y por eso sus pies pisaban ese suelo.
La puta sintió que debía ayudarlo en su viaje personal, guiarlo y salvaguardarlo de todo mal. Le parecía un ser indefenso aunque su cara demostraba rudeza y sus palabras eran crudas, tan crudas como para que alguien de 60 años, que ha vivido y conocido del amor tanto, llegue al punto de no saber amar. Aplicaba de manera tan mecánica lo aprendido de sus experiencias pasadas, que al final ninguna teoría en la que pudiera basarse explicaba sus perdidas en el amor; aun así, él no entendía, que la manera de ver la vida de un viejo, pierde el color en cada ángulo por que sabe exactamente que hay detrás del vértice.
Ella, no sabia nada de lo que el viejo decía, no entendía a que se refería cuando él ponía esmero en explicarle las características de una buena mujer; de la mujer perfecta, de la mujer ideal; pero estaba segura de que las cualidades que él idealizaba, estaban perdidas en la sabiduría que ponen los años, y que el hecho de ser joven no le quita sabiduría a ninguna mujer.
Ese día, ella se sintió perfecta, con tan solo veintitantos, siempre se considero un poco mas madura que el resto de las chicas de su edad, pero el viejo decía, que ese pensamiento tambien era de una chica de veinte años.
Todos sus comentarios eran refutados por el viejo, justificandose en la edad, la experiencia y las vivencias…

La puta se sintió como si hubiera acabado de salir del útero de su madre, como si la vida a los veinte años no te golpeara lo suficiente; como si una vida de puta no convirtiera la vida en una puta vida …
3 cafés.
4 P.M
La tarde transcurrio en el cafe sin que la horas fuesen lo suficientemente amplias, entre risas y fruncidas de ceño, el viejo y la puta se conectaron en el alma y se perdieron en las palabras, era como si al mirarse fijamente a los ojos lograran divisar sus almas, oscuras pero resplandecientes. El viejo nunca había abierto su corazón de esa manera y la puta, aunque siempre abierta a la vida, se sentía desnuda por completo.
Otros días…
Siguieron encontrándose en el mismo lugar.
1,
2,
3 cafés cada vez mas negros.
Las tertulias sobre la vida eran interminables, las palabras fluían como arena entre los dedos, parecía que ambos justificaban su existencia en esas horas vacías que decidían llenar juntos.
La puta se sentia perpleja al llegar a su cama, sabia que lo que ocurría todos los días en el cafe era magia, pero…
¿Podría ser posible enamorarse de un viejo tan lleno de cicatrices?
¿Sería amor, o solo necesidad de compañía?
Mirando al techo, pensaba en su vida cada vez mas loca y menos tersa; lo único que tenia claro era que había algo que le gustaba y no sabia si esa magia era amor, deseo o simplemente amistad.
– ¡Por Dios yoly pero podría ser tu padre!
Se repetía una y otra vez.
Cada vez sus horas se ocupaban mas del viejo que del Sr. Rojo, le parecía que el Sr. Rojo había pasado a un segundo plano, no por que ella así lo quisiera, pero el destino así lo decidió; no era justo que ella permaneciera aguardando por él, si ahora sentía que podría encontrar el amor en cada esquina… Ya había pasado el tiempo de soledad pensando solo en su amado lejano, que cada día daba menos señales de vida…

Y me sudaban las manos a su lado
Y deseaba volver a él, siempre. •
Muy bueno el escrito, super buena escritora.
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Gracias Marle ☀️
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Me encantó, un gran deleite para mis ojos y boca, al ver y leer lo plasmado en cada frase.
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Gracias linda por leernos 💚
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Me llevo a imaginarme cada instante y escena, realmente se puede palpar en la imaginación.
Me ha encantado.
Te admiro Wen.
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Y yo te admiro a ti, profundamente 💕
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